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DERRIBANDO FALSOS MITOS SOBRE LA TRADUCCIÓN...



1. Cualquier persona que sepa idiomas puede traducir.
Para traducir no basta con saber un idioma. Un traductor profesional necesita tener un conocimiento profundo a nivel nativo de los idiomas, así como conocer las diferencias culturales. De hecho, un traductor ha de poseer no sólo competencias  lingüísticas sino también culturales, técnicas, de investigación, etc. Traducir requiere talento y experiencia para hacer un análisis riguroso del significado en el idioma meta.

2. No hace falta contratar a un traductor. ¿Para qué? Si hay máquinas que traducen con tan sólo apretar un botón.
Siento decepcionaros pero no hay ningún programa de traducción que sea capaz de traducir un texto de forma correcta al 100% sin intervención humana. Es imprescindible que un traductor revise el texto después.

3. Los intérpretes y los traductores hacen  el mismo trabajo.
Las dos figuras tienen habilidades de trabajo muy diferentes. Los traductores tienen que perfeccionar constantemente su estilo y vocabulario, o sea,  tienen que poseer grandes habilidades de escritura. Por el contrario, los intérpretes tienen que desarrollar otras habilidades, así como la memoria,tomar notas. etc. 

4. Un buen traductor sabe muchos idiomas.
¡MITO! ¡La cantidad de idiomas no influye en las capacidades traductoras de una persona!

5. La traducción es una copia del orignial.
Mucha gente cree que la traducción es coger un texto y sustituirlo en otro idioma. Sin embargo, éste no es el caso. La traducción nunca reflejará 100 por 100 el texto original, ya que se trata de dos idiomas y culturas distintas. En primer lugar, un traductor, a veces  ha de “intervenir” en un texto, teniendo en cuenta la finalidad del texto y su cultura meta (por ejemplo, traduciendo un texto hacia el árabe, ha de omitir o sustituir ciertas palabras que podrían herir susceptibilidades en la lengua meta). En segundo lugar y citando a Octavio Paz "ningún texto es enteramente original porque el lenguaje mismo, en su esencia, es ya una traducción del mundo no verbal y, después, porque cada signo y cada frase es la traducción de otro signo y otra frase”. 

6. Existe sólo una traducción.
¡MITO! Hay tantas traducciones de un texto como traductores y todas pueden ser correctas. No debemos olvidar que cada persona tiene su propio estilo, vocabulario y manera de expresarse.  De hecho, pueden existir muchas versiones de un solo texto.

7. Un buen traductor tiene que ser nativo.
Este prejuicio es muy común en los países latinos. En Polonia nadie da importancia al hecho de que una persona sea un nativo o no. Lo importante es conocer un idioma perfectamente y ser conocedor de las técnicas, las estrategias y las teorías de la traducción. Ser nativo no garantiza que la traducción sea correcta.

8. Ser traductor oficial es el único camino posible para trabajar en traducción.
Frecuentemente las personas creen que éste es el único tipo de traducción que existe.  Hay varias tipos de traducciones: literarias, científico–técnicas, etc, que no requieren un sello oficial. ¡Esto no significa que la traducción sea menos profesional!

9. Cualquier persona que haya estudiado alguna filología puede traducir.
Obviamente, nadie puede prohibirlo. Cada persona puede traducir si se siente capaz de hacerlo. Sin embargo, la falta de la formación produce un impacto en la calidad de la traducción. Los estudios filológicos son muy útiles pero, según mi opinión, un buen traductor ha de poseer conocimientos sobre técnicas y teorías de la traducción, los cuales no adquirirá durante su carrera como filólogo.

10. Si la traducción es mala, la culpa es del traductor.
Desgraciadamente, a los traductores se les da poca importancia. Si una traducción es buena no hay ningún comentario postivo por parte de ningún lector ni de ningún crítico. En cambio, cuando se encuentra un error, por mínimo que sea, incluso si es tipográfico, hasta en eso nos echan la culpa. Espero que eso cambie y  nos valoren muchisímo más.


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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece muy interesante tu aportación pero discrepo en algún punto contigo, sobre todo en el punto 9. Un filolólogo, dependiendo del tipo de texto, puede hacer una traducción tan buena o mejor que un traductor, pues un filólogo tiene por base el conocimiento profundo de aquella lengua en la que se ha especializado y compensa su falta de conocimiento sobre técnicas de traducción con un riguroso y pormenorizado uso de la lengua de destino.

Unknown dijo...

¡Hola! Como he escrito en el punto 9, cada persona puede traducir si se siente capaz de hacerlo. Sin embargo, el conocimiento lingüístico no es suficiente. Cuando un traductor encuentra un problema de equivalencia, se aprovecha de los conocimientos que ha adquirido como traductor. Me gustaría saber cómo un filólogo resolvería este problema a la hora de traducir textos impregnados de cuestiones culturales, o textos altamente híbridos, jurídicos, médicos sin concer las pautas que han de llevarse a cabo para traducir este tipo de textos.
Un saludo

Anónimo dijo...

Hola Alex, yo estoy de acuerdo con todo lo que has escrito arriba.
Un abrazo

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