¡Hola a todos!
Espero que hayáis reflexionado sobre mi última
entrada. Como hemos visto, la cultura tiene un profundo impacto en el proceso
de traducción, ya que a la hora de traducir,
un traductor tiene que tener en cuenta no sólo la cultura de origen sino
también a los receptores de la cultura de destino. El mayor espacio en la
traducción lo ocupa la comunicación intercultural. En la comunicación
intercultural entran cuestiones de identidad, de contacto, aculturación, asimilación, etc.
De hecho, hoy en día, un traductor se convierte en un mediador intercultural,
el cual ha de intervenir en la traducción para poder evitar posibles
conflictos. Pero, ¿en qué medida puede intervenir un
traductor en la traducción? ¿Tiene que adaptar siempre el
texto a la cultura de origen?
Lawrence
Venuti, teórico de la traducción y traductor estadounidense, defiende que ante
una referencia cultural en el original existen dos estrategias:
DOMESTICACIÓN: consiste en adaptar la realidad original para que el lector no sienta extrañeza.
Uno de los problemas con la estrategia de
domesticación es establecer dónde está el límite entre la cultura de origen y la
de destino. Es decir ¿hasta qué punto está familiarizado el público español con
la cultura inglesa, italiana, etc.? Por
otro lado, esta estrategia limita a los receptores el aprendizaje sobre otras
culturas, costumbres, etc. De este modo,
“paella” se convierte en una simple comida con arroz, “churro” en un
simple croissant, etc. Sin embargo, dicha estartegia permite evitar conflictos,
ya que el texto está adaptado a la cultura de destino.
EXTRANJERIZACIÓN: consiste en conservar la referencia
original en el texto en pro de la fidelidad, aun a costa de sacrificar la
comprensión por parte del lector.
En primer lugar, el receptor tiene muchos problemas
con la comprensión del texto debido a los extranjerismos. Por otra parte,
aprende, profundiza su conocimiento, abre su mente hacia otras culturas,etc.
Es difícil decidir cuál es la estrategia que debería
utilizar un traductor. Por un lado, debería evitar conflcitos, ya que vivimos
en un mundo lleno de guerras a causa de cuestiones culturales, religiosas, etc.
Por otro parte, a lo mejor, la extranjerización podría ayudar no sólo a
diseminar conocimiento sino también prevenir la creación de nuevos conflictos,
ya que dicho conocimiento abriría nuestra mente y combatiría múltiples
prejuicios que tenemos sobre los otros países.
2 comentarios:
Pues yo creo que un traductor debe traducir tal cual es entendida la palabra en la lengua de origen para que no se pierda ningún matiz de su intención, siempre y cuando esa sea la intención del autor del texto Si luego esa traducción escuece en la lengua de destino pues el autor debe sentirse contento por haber alcanzado su objetivo. No me gustan los traductores manipuladores que se creen co-autores de un texto.
Traducir es una tarea ardua. No todo es tan fácil como lo describes. Ningún traductor se cree co-autor de un texto ni mucho menos.
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